lunes, 12 de septiembre de 2011

Santiado de Chile, un solo nombre con dos ciudades

Plaza de Armas de Santiago, con la muestra de como la modernidad convive con la historia sin ningún problema.



Santiago es para muchos latinos la mejor ciudad para vivir en América Latina. Tiene una población que le permite catalogar como gran ciudad, cinco millones de habitantes, pero que abstiene de pensar en que los chilenos de la capital viven como sardinas amontonadas porque no caben en sus espacios públicos. No, Santiago es la mezcla perfecta entre la buena cultura ciudadana, una correcta educación y el convencimiento de que con trabajo se puede llegar a ser desarrollado, así se viva en Latinoamérica. 

Las calles tienen el ancho predilecto para manejar sin estrés, los conductores dejan que los peátones pasen sin necesidad de zebra y el pito sólo se utiliza para llamarle la atención a los desadaptados que se les olvida que están en Santiago. En la capital de Chile reside la tercera parte de la población total y el único problema que posee es la forma de hablar de sus habitantes. No se sabe si tratan de remedar el acento argentino, o si tratan de disimular su parecido al dialecto peruano, pero la forma de expresarse es tan enredada que es inminente pedir que repitan por lo menos dos veces para lograr identificar una palabra que dé pistas para adivinar qué carajos dicen. 

Santiago tiene dos tipos de estructuras de ciudad que están muy bien conservadas. Ha logrado respetar su patrimonio, que rescata su historia de ciudad, y ha construído zonas de fino gusto moderno que combinan perfectamente con sus vecinos de antaño. En la Plaza de Armas, la Catedral usa de espejo el cristal del edifico del lado, para cersiorarse que sus campanas estén en perfectas condiciones. Las avenidas de la metropolis rodean con precisión las estatuas de los antiguos héroes de la independencia, como Bernardo O´Higguins, para recordarles lo importantes que son para el país y las facultades de la Universidad Central de Chile reciben retoques de peluquería como cortesía de las nuevas construcciones que se realizan en su sector. 

En Santiago hasta las propias esculturas son conscientes de la calidad de ciudad que tienen y también ponen el granito de arena para lucir la mejor cara. Hasta las montañas aledañas compraron de por vida una porción de escarcha invernal, para maquillarse en todo momento y hacer juego con la punta de los rascacielos de la parte financiera, un toque elegante que le suma puntos a Santiago para cotizar con cualquier interesada. 



La combinación perfecta.

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